Significado y Simbolismo
El nombre ‘Iluminación’, aunque altamente inusual como nombre de pila en el contexto hispanohablante tradicional, porta un peso semántico y simbólico de gran profundidad. La palabra ‘iluminación’ proviene del latín ‘illuminatio’, un sustantivo derivado del verbo ‘illuminare’. Este verbo se compone del prefijo ‘in-’ (que puede significar “hacia dentro”, “sobre”, “intensidad”) y ‘lumen’ (luz), más el sufijo ‘-are’ (para verbos). Por lo tanto, etimológicamente, ‘iluminar’ significa “dar luz”, “llenar de luz”, “sacar a la luz” o “hacer brillar”. La ‘iluminación’ es, consecuentemente, la acción y el efecto de iluminar, entendida tanto en su sentido físico como en sus múltiples acepciones figuradas.
En un sentido físico, la iluminación se refiere a la provisión de luz para hacer visible el entorno. Es fundamental para la percepción, la seguridad y el desarrollo de actividades. Sin embargo, es en el plano simbólico donde el término adquiere una resonancia particular que podría justificar su elección, por muy poco convencional que sea, como nombre personal. La luz ha sido, a lo largo de la historia de la humanidad y en casi todas las culturas, uno de los símbolos más poderosos y universales. Representa el conocimiento frente a la ignorancia (la oscuridad), la verdad frente al engaño, la claridad frente a la confusión, la esperanza frente a la desesperación,